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Tuesday, March 9, 2010

"Day Fifty-Two: Granada Talibana"


Tue Mar 9, 9:22 am ET

LONDRES (Reuters) - Un soldado del Ejército británico en Afganistán ha dado detalles del momento en el que lanzó de vuelta una granada de mano de los talibanes, diciendo que "realmente sólo tenía una oportunidad para hacerlo".

James McKie del Tercer Batallón de las Fuerzas Británicas estaba cercado bajo intenso fuego en el techo de una casa cuando la granada golpeó a su comandante de pelotón y cayó a sus pies.

"Mi primer pensamiento fue ‘espero que esto no duela demasiado", dijo a la prensa. "Eso, y que ‘realmente sólo se tiene una oportunidad de hacer algo como esto’.”

“Rápidamente pensé que si fallaba ó, de cualquier manera, si no hacía nada, iba a haber la misma cantidad de heridos. Así que recogí la granada y la lancé durísimo, con todas mis fuerzas, lo más lejos que pude de la azotea".

La granada estalló en el aire unos segundos más tarde expandiendo metralla en todas direcciones.

Una declaración de los medios de comunicación desde Camp Bastion, en Afganistán, expresó que las acciones de McKie ayudaron a salvar la vida de su comandante y la de otro soldado que estaban implicados en el tiroteo que tuvo lugar en la zona de Sangin de la provincia de Helmand, el mismo lugar donde seis soldados británicos han muerto en la última semana. "Estábamos en una posición alta en un techo", McKie, continuó. "No había manera de poder arrojarla fuera de nuestro alcance sin correr el riesgo de lesionarnos, por lo que tomé la decisión de recoger la granada y tirarla de la azotea.”

"Traté de lanzarla de manera adecuada, lejos del techo. Recuerdo que pensé que de no conseguirlo, dolería intensamente, pero en ese momento yo estaba bastante comprometido".

McKie sufrió heridas de fragmentación en su brazo derecho y en la cara cuando la granada explotó el aire, cerca de donde estaba.

La fragmentación también golpeó a su comandante de pelotón, el capitán Graeme Kerr, quien recibió lesiones en las piernas. Kerr fue trasladado al Selly Oak Hospital, en Gran Bretaña, donde se está recuperando satisfactoriamente.

"En retrospectiva, la gente me dice lo valiente que soy, aunque estoy un poco avergonzado", dijo McKie, quien se había desempeñado anteriormente en el ejército de Nueva Zelanda.

"Me gustaría pensar que alguien en esa situación hubiera hecho lo mismo o algo similar, porque uno no puede simplemente sentarse y dejar que otras personas se lastimen.”

"No me siento particularmente valiente ni nada por el estilo, sólo soy un soldado cumpliendo con mi deber. Tenía que hacer esto si deseaba sobrevivir.”

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