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Tuesday, February 9, 2010

"Day Twenty-Four thru Twenty-Six: Behind Enemy Lines"

Día 24:

Vi mi reloj. Eran las tres y treinta de la mañana. Hacía tres horas que había abandonado el campamento y ahora, finalmente y como corolario de la larga caminata me encontraba frente a frente con una filosa montaña, la misma que había estudiado minuciosamente en el mapa.

Comencé a remontarla.

Allá arriba a lo lejos se podía ver un desgastado hito de concreto que indicaba el fin del territorio afgano y el comienzo de la frontera. Pasé junto a él, viéndolo no como marcaje de mapeo ni como hito geográfico sino como el punto de no retorno tras del cual encontraría el otro lado del tiempo.

En el último tramo, cuando casi alcanzaba la cima, una serie de flashbacks amenazaron con distraerme pero la altura rápidamente se encargó de disipar todo pensamiento trayéndome con su helada corriente de vuelta a donde estaba. Asiéndome a mi mochila seguí remontando, midiendo cada paso para evitar que me afectase la altura.

Al llegar al tope me encontré con una superficie plana y lisa, como una piedra de sacrificio. Me tendí hacia adelante sobre ella y escanié con mis binoculares el amplio panorama que se abría ante mí bajo trescientos sesenta grados de bóveda celeste: desierto, colinas, rocas. Signos de vida: cero.

No divisé ningún tipo de control más allá de la frontera por la misma razón que MI6 había explicado: las áreas pakistaníes del norte carecen de estatus de provincia a pesar de ser administradas por el Estado.

***

Día 25:

Era vital que se evitasen los asentamientos tribales por lo que tuve que sortear los tramos caminando por tortuosos y desolados caminos. Todos los parajes que he atravesado me han parecido monótonos e interminables como lo son de riesgosos. La quebrada, que se extiende por varios kilómetros, me ha conducido hasta esta colina desde donde he podido observar la casa que había identificado como target. Al llegar al tope pude ver con claridad: la casa está allí abajo, es la única en la villa, a unos quinientos metros de distancia.

***

Día 26:

He identificado a los ocupantes de la casa. Tres en total. Barbudos, harapientos, pensé que vería la correa de un AK guindando de sus hombros pero ninguno estaba visiblemente armado. Salen en un jeep destartalado al mediodía y regresan con cajas de medicamentos a las cuatro de la tarde. Ese patrón se dio ayer y hoy parece repetirse. Si hay un cuarto ocupante no le he visto todavía. Podría tratarse de un almacén o algún aprovisionamiento para enfermos de neumonía.

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