Lindsay Morán sirvió en la Agencia desde 1998 hasta 2003. Durante esos años, entrenó como case officer, sirvió en una desastrosa misión en el extranjero; viajó, entró, chequeó, salió, regresó y, de vuelta a casa, publicó sus vivencias en “Blowing My Cover”, un compendio de aventuras editadas bajo un entretenido formato que nos dejan preguntándonos qué es lo que realmente fué peor; si Morán como espía o la CIA como agencia.
A comienzos de su entrenamiento Morán ya comenzaba a desencantarse con la realidad de la vida en la CIA. El trabajo de un case officer, el cual incluía el reclutamiento de cuadros extranjeros para cometer espionaje le parecía mugriento en comparación con las románticas ilusiones que se había forjado. Cuando preguntada por sus superiores acerca de sus escrúpulos morales responde que “se había visualizado entrando en bóvedas, robando secretos y escalando paredes en un traje negro de camuflaje” y que “jamás habría pensado que sería una extranjera tras líneas enemigas, abandonada a su suerte y corriendo el riesgo de ser arrestada o eliminada”.
Pero Morán persistió en su entrenamiento, el cual rememora en considerable detalle. Nunca vistió un traje negro pero fue instruída en entrenamiento paramilitar, manejo de armas, fabricación de explosivos y resistencia a la interrogación. En este capítulo es donde comenzamos a preguntamos que tan seriamente pudo haber sido tomado todo esto. Morán recuerda el caso de un trainee, célebre por su incompetencia en el manejo de armas hasta el punto de ser considerado una amenaza por sus compañeros, que fué calificado con las notas mas sobresalientes en el curso de ensamblaje de armas. Tal parece ser que la destreza en el polígono de tiro no era factor determinante en la evaluación de los entrenados sino basada principalmente en prueba escritas de selección múltiple y en tests de verdadero o falso.
Eventualmente, Morán es enviada a los Balcanes. Desde un principio se resiste a las estrictas regulaciones de seguridad que limitan su vida social y se desvía de su viaje para visitar a unos amigos en Bulgaria sin notificar previamente a sus superiores. Sorprendentemente puede mantener su trabajo luego de ser descubierta. En otra ocasión se lleva consigo a un amigo civil que desconoce los vínculos de su amiga con la CIA en un viaje patrocinado por la Agencia. Su amigo se queda perplejo cuando la ve socializando con desgarbados paramilitares eslavos.
Los ataques terroristas del 9-11 ponen todo en perspectiva y le dan a Morán una renovada, aunque momentánea, devoción laboral. Estaba ansiosa por reclutar a un nuevo agente que estaba segura proveería información vital acerca de la amenaza terrorista. Sin embargo, con el humo aún saliendo de Ground Zero y una burocracia mas preocupada acerca de la posibilidad de nuevos escándalos que de futuros ataques, Morán es ordenada en cortar todo contacto con su prospecto recluta —basado en la sospecha de que pudiese tener vínculos terroristas.
Obstinada de la Agencia, Morán renuncia en 2003, cansada de la burocracia y desencantada por la guerra en Irak. No se le puede culpar por su decisión. Lindsay es claramente una mejor escritora que lo que fué como espía. "Blowing My Cover" es una mirada informativa en la vida diaria de un case officer al servicio del a CIA y un depresivo recordatorio del largo trecho que aún le queda a la Agencia por recorrer.
***
"Blowing My Cover. My life as a CIA Spy and other misadventures"
Lea fragmentos del libro pulsando en este enlace, vía Amazon.com.
Thursday, December 31, 2009
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment