Hoy fué el gran día. Y debo reconocer que la Operación, aunque existosa, ha tenido sus fallas.
Uno: el automóvil que renté se accidentó. De modo tal que no teníamos medio de transporte para el escape. Tremendo papelón. Cuando caminaba hacia el Tribunal comencé a pensar como lo resolvería. Nuestro hombre estaba por llegar y la ventana de la oportunidad era muy breve. Era necesario improvisar y pronto.
Dos: Llamé por mi celular a la estación, mi compañero me dijo "Traquilo. Para improvisar nada mejor que ustedes. En eso son unos expertos".
Tenía razón. Cuando llegué ya sabía que hacer. En las afueras del Tribunal hablé con un malandro que había visto antes.
"Hola Churriviri!"
"Cómo está, doctol"
"Que moto más fea. Te la compro"
"No, doctol. Este es mi medio de trabajo. Como me resuelvo la chamba"
Saqué el fajo de dólares y se los puse en la mano.
"Cinco mil dólares sin derecho a regateo. Ahora, explícame cómo es que se prende esta vaina"
El malandro me dejó la moto encendida y se paró justo al lado.
Entré con mis credenciales de periodista.
Adentro había una multitud. Periodistas. Reporteros.
Mi teléfono celular volvió a repicar.
"Hay un cambio de planes. Control maestro dice que por la puerta trasera. Es la puerta de acceso del servicio del aseo"
Salí . Le agradecí al malandro de la moto -la Vespa vuelta mierda que acababa de comprar- y me la llevé hacia la parte trasera. Llegué justo cuando la puerta se estaba abriendo. Era el alguacil que me entregaba al Banquero. Lo mas sorprendente es que el tipo ni siquiera me miró. Estaba mansito. Veía al piso. Y Cedeño estaba con una expresión que bordeaba entre el miedo y la alegría.
El alguacil que no decía nada cerró tras de sí la puerta. Y entonces era el momento perfecto. Allí estaba yo, en la parte trasera del Tribunal con un hombre que me acababa de ser entregado en bandeja de plata, el bandido de Cedeño.
Aproveché que no había nadie, saqué la Browning y se la puse al cuello.
"Escúchame bien cabrón. No te alegres mucho todavía. Primero tenemos que visitar a una persona que tiene muchas ganas de conocerte"
Agarrándolo por el cabello lo hice sentar en la moto. Le puse el casco, le bajé la visera.
Al pasar por el frente vimos llegando a una comisión de la Disip que al bajarse de la camioneta nos ignoró por completo.
Entonces aceleré la moto y, a fullchola, dejamos el pelero.
Thursday, December 10, 2009
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